El día 15 de agosto de 1936 se produjo uno de los hechos más repugnantes de toda la historia de la represión franquista en navarra: la muerte de Maravillas Lamberto y de su padre Vicente.
Vicente “Vicentón” era un corpulento labrador de 51 años y tenía tres hijas. La mayor era Maravillas, de 14 años.
Fueron una noche a por él y su hija quiso seguirle. Mientras a su padre lo tenían encerrado a ella la violaron repetidamente. Después, en una camioneta, los trasladaron al Kai de Ibiriku/Iruñela y pararon en el kilómetro 12 donde mataron a Vicente en un encinar. A continuación, unos metros más adelante, desnudaron a Maravillas y repitieron la orgía anterior, dejándola muerta junto a un enebro.
Los asesinos no dieron cuenta y allí quedaron los cuerpos hasta que uno de Lezaun descubrió el cuerpo de Vicenton y lo enterraron en la huerta de Juan Bizkar. Una semana más tarde, y por el olor, descubrieron el cuerpo de Maravillas totalmente descompuesto por los calores de agosto. Estaba completamente desnuda.
Al resto de la familia les quitaron todo dejándoles en tal miseria que obligó a la madre a pedir limosna para comer y abandonar Larraga con sus dos hijas.
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